miércoles, 14 de noviembre de 2007

Necesidad...

Donde termina el mundo de los sueños, ¿acaban los mundos de fantasía? Puedo ser un soñador y desear un mundo utópico que jamás llegaremos a ver. Puedo ser un enamorado de los cuentos de hadas con final feliz. Puedo ser incluso un insensato con anhelos de felicidad en un mundo regido por la oscuridad y la maldad. Puedo oír a mi corazón susurrándome desde el otro lado del arco iris.

Prefiero ser un niño en un mundo de hombres a ser un hombre en un mundo sin niños. Me refiero, claro, a un mundo en el que se limita la imaginación y la capacidad de soñar algo mejor es reprendida, apuñalada por adultos temerosos de esos inocuos sueños fruto de las fantasías más absurdas de los niños. Tenemos derecho a soñar, tenemos derecho a querer mejorar, a esperar más, a esperar felicidad.

El mundo se ha convertido en un lugar estable en el que los valores más hermosos, como el valor, la lealtad, el amor, el arrojo, el honor… no son sino palabras en un libro o falsos sentimientos en una película de preciosos e inalcanzables mundos. El mundo no sólo ha perdido el norte, ha perdido toda capacidad de mejorar basándose en sueños. Prima más una idea destinada a enriquecerse que una idea destinada a ayudar a los demás. ¡Cuán triste lugar es éste!

Reniego de mi raza, reniego de sus almas impuras ensuciadas con siglos de falacias. Reniego de mi raza, reniego de sus mentiras absurdas maquilladas con carmín.
Reniego de mi raza, reniego de sus líderes hundidos en miserables obras de teatro sin fin.

No me queda sino soñar con un lugar en el que mi corazón y mi alma se encuentren, y tengan algo por lo que luchar. Ese lugar existe, está en mi interior, y os alberga a todos. Mientras mi hermana esté en pie sobre la tierra, mientras me queden mis padres, mis amigos, mientras quede gente buena por la que luchar, por la que morir, jamás me iré. Aunque ya no esté, aunque nadie me vea, velaré de algún modo porque todo siga bien, porque los sueños que no se cumplieron para un joven risueño se cumplan para aquellos a los que el mismo joven deseaba la más absoluta felicidad.

Lucharé por ser un caballero sin caballo, un príncipe sin princesa y un niño sin niñez. Lucharé por ti, por él, por ella, por todo aquel que quede en pie. Daré mis suspiros a las jóvenes damas, y alargaré mi mano a los cansados muchachos que juegan, al margen del dinero, en el parque. Regalaré una sonrisa a quien se digne a mirarme, y mi único castigo para quien no se merezca mi sonrisa, será el olvido.

En un mundo en el que esa princesa por la que plantar cara a un ejército de diez mil hombres sin más ayuda que una pequeña espada, con el pecho descubierto para morir diez mil veces por amor no existe, habrá que abrazar los sueños más tiernos de un padre que lo único que quiere es el bien para los suyos.

Protejamos a los que no pueden protegerse, y tendamos nuestras sólidas manos a los que tropiezan. Quizá mañana seamos nosotros quienes necesitemos de esa mano para no caer de bruces, o para levantarnos una vez en el suelo.

Sed conscientes de vuestros sueños, no os limitéis a vivir para trabajar. Vivid para vivir. Disfrutad, amad, haced el amor, abrazad, besad, pensad, haced lo que más os plazca y que no dañe a nadie. Pensad en los demás para que los demás piensen en vosotros. Sed felices, comed perdices mientras vuestra historia dure.

Encontrad algo por lo que vivir, y algo por lo que morir, pero algo que sea digno de tal honor. Vivid por vuestros amigos, y no muráis más que por vuestros hijos, pues son los únicos que merecen el amor incondicional del ser humano. Hoy día todo el mundo traiciona, y tu más ardiente amante puede dejarte en el arcén, llorando y con la ropa a medio poner. No confiéis en quien no lo merece, pero confiad en alguien alguna vez. Sé que es difícil elegir lo correcto, pero todo llega en esta vida, sólo hay que saber esperar, y no tener prisas en elegir.

Abrazad el mundo que os vio nacer, luchad por ser felices, y por quien quiere que lo seáis.

Bueno, martes trece, dos veintiuno de la mañana. Desvaríos de una mente en procesos de aletargamiento. Apenas veinte minutos escribiendo, y las ideas, palabras y también gestos (no representados aquí por los límites mismos del lenguaje, incapaz de expresar ideas e imágenes a la vez) florecían entre mis dedos sin apenas querer. Tenía que estar durmiendo, pero a veces sientes la llamada de la naturaleza, y todo tu ser racional se ve impulsado por una ola de inspiración. Espero que paséis un buen día.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Metayo

El metayo es el yo escondido tras la metafísica, o lo que está más allá de la física (espacialmente hablando xD). Es un yo "superior" un yo menos materialista, y más espiritualista. He de hacer especial incapie en lo que significan éstas últimas palabras para mí.

Un materialista es una persona que obtiene placer a partir de los bienes materiales, de las posesiones, del dinero. Un espiritualista, por contra, es aquel al que los objetos le dan igual, y lo que le produce placer es su desarrollo interior, el alcanzar un conocimiento pleno de sí mismo. El mundo hoy día es un sitio materialista, queremos dinero para comprar cosas, normalmente eletrodomésticos, para pasar el día más "a gusto". Hay gente que invierte el dinero en viajes, y en obtener un beneficio más "personal".

Yo creo que el mundo está perdiendo el norte, aprendemos menos de lo necesario y más de lo que creemos, subestimamos a los demás, tildamos de idiotas e inútiles a los que no saben lo que creemos que deben saber, sin entender que quizá ellos son más inmaduros, pero no menos listos.

Me gustaría que intentáramos comprender más a las personas, que fueramos más transigenes, más abiertos, y que intentáramos ayudar a todos los que tenemos cerca. Hoy puede que ellos nos necesiten a nosotros, pero quizá mañana seamos nosotros los que los necesitemos a ellos.

Un abrazo al futuro, un abrazo a la humanidad. Comprendamos a los demás, entendamos el mundo, y hagamos de el un lugar en el que queramos criar a nuestros futuros hijos.