“Algo se ocultaba en la maleza, y acechaba a la joven Elena. Era una
intempestiva hora de la madrugada más fría del año, y si bien no hacía
demasiado frío, el viento aullaba con fiereza y fuerza inusitadas, colándose
entre la ropa otrora hermosa, ahora sucia y desvaída de la preciosa muchacha.
Hecho jirones, aquel precioso vestido vestigio de tiempos mejores ahora parecía
un sencillo conjunto de camiseta y minifalda.
Elena, a pesar de hallarse acalorada por la intermitente carrera que tan
pronto la dejaba sin aliento como la hacía reducir el paso para atravesar unos
matorrales tratando así de despistar a sus perseguidores, sentía frío. No era
un frío natural, sino ese frío que uno siente cuando sabe que algo no está en
su sitio. Aprovechó aquél súbito aullido de aquél lobo solitario para
detenerse, al refugio de un vasto roble que el tiempo, o el hombre, había
derribado.
El tamaño de aquél árbol era descomunal, mucho, no, muchísimo más grande
de cualquier árbol que la joven hubiera visto hasta la fecha. Ese refugio
improvisado le cedió el tiempo necesario para serenarse y respirar
profundamente. Más tranquila, más calmada, pensó detenidamente por primera vez
en días. Aquello no le gustaba, prefería el ritmo frenético en que se hallaba
envuelta durante las últimas lunas, porque cada vez que podía tranquilizarse,
recordaba el intenso rojo del fuego y la sangre, danzando ante aquella horrible
visión que presenció tiempo atrás. Desde entonces había huido, aterrada.
Protegía lo que le habían entregado, pero, por encima de todo, se protegía a sí
misma. Y ahora estaban a punto de alcanzarla, a no ser que…
Elena cerró los ojos, dejándose llevar por lo que en aquél momento le
pareció que era su intuición. Se irguió, alcanzando su máxima altura y a pesar
de ello, seguía oculta tras aquel majestuoso roble. Alzó sus brazos y comenzó a
recitar lo que parecía ser un encantamiento en una lengua extraña, totalmente
desconocida para ella, y la niebla empezó a brotar del suelo, otorgándole a
aquél oscuro y frío bosque un toque de lo más fantasmagórico. Durante varios
minutos, la joven y hermosa muchacha siguió canalizando su hechizo, y la niebla
siguió naciendo y haciéndose más densa por momentos. Eso serviría para
despistar a sus perseguidores, pero por si acaso, añadió al hechizo un seguro,
que haría que cualquier ser vivo que se acercara a aquél roble diera media
vuelta sin darse cuenta de ello, evitando el paraje en que ella se encontraba.
Cuando abrió los ojos, sintió todo el frío del ambiente, y se encontraba
sin apenas fuerzas. Se dejó caer en el suelo, y lentamente se acercó al tronco
del árbol yaciente para recostarse contra él. Hubiera deseado tener una manta
con ella para poder refugiarse de la fría noche. Se hizo un ovillo, abrazando
con su brazo izquierdo sus piernas, que ahora se hallaban cerca de su pecho. Y
entre las rodillas, su mano derecha y su pecho, descansaba una pequeña cajita.
Elena podía sentir cómo la caja palpitaba, ayudándola a no congelarse, y pensó
que quizás el hechizo que acababa de realizar lo había hecho inconscientemente
gracias a su poder.
Mientras su cansada mente se maravillaba por aquello, notó unas pisadas,
rápidas y leves, cerca de allí. Sabía que no era una persona, por la cadencia
de las pisadas y porque eran mucho más gráciles de lo que cualquier ser humano
sería capaz de hacer, pero estaba tan cansada que sus ojos no querían abrirse.
Las pisadas fueron acercándose, y a las primeras se le añadieron unas segundas,
y a estas, una terceras. Elena cada vez las percibía más cerca, fuera lo que
fuesen aquellas piadas, se dirigían hacia donde se encontraba. Qué extraño, el
hechizo debería haber impedido que se acercara cualquier ser vivo. Súbitamente,
notó calor en sus muslos, algo peludo se había recostado a su lado y las
primeras pisadas se detuvieron. Cuando las segundas pisadas se extinguieron,
volvió a sentir calor, esta vez en su brazo y su costado izquierdos. Y antes de
poder averiguar dónde iban a colocarse el resto de pisadas, se quedó
profundamente dormida.”
5 comentarios:
Los lobitos la están tapando para que no tenga frío en la noche :3
O no son lobos? xD
En la próxima entrada lo revelaré, muhahahahah.
me gusta un montón... te invito a una coca cola y me cuentas más, vale???;)
un beso
CURRI, NO HE PODIDO LEERLO POR LOS COLORES QUE TIENE. NO SON BUENOS PARA MI VISTA. CUANDO TE VEA YA ME LO LEERÁS. Y.
POR FIN LO HE LOCALIZADO EN B Y N.
Publicar un comentario