viernes, 6 de abril de 2012

Frío y Niebla


“Algo se ocultaba en la maleza, y acechaba a la joven Elena. Era una intempestiva hora de la madrugada más fría del año, y si bien no hacía demasiado frío, el viento aullaba con fiereza y fuerza inusitadas, colándose entre la ropa otrora hermosa, ahora sucia y desvaída de la preciosa muchacha. Hecho jirones, aquel precioso vestido vestigio de tiempos mejores ahora parecía un sencillo conjunto de camiseta y minifalda.
Elena, a pesar de hallarse acalorada por la intermitente carrera que tan pronto la dejaba sin aliento como la hacía reducir el paso para atravesar unos matorrales tratando así de despistar a sus perseguidores, sentía frío. No era un frío natural, sino ese frío que uno siente cuando sabe que algo no está en su sitio. Aprovechó aquél súbito aullido de aquél lobo solitario para detenerse, al refugio de un vasto roble que el tiempo, o el hombre, había derribado.
El tamaño de aquél árbol era descomunal, mucho, no, muchísimo más grande de cualquier árbol que la joven hubiera visto hasta la fecha. Ese refugio improvisado le cedió el tiempo necesario para serenarse y respirar profundamente. Más tranquila, más calmada, pensó detenidamente por primera vez en días. Aquello no le gustaba, prefería el ritmo frenético en que se hallaba envuelta durante las últimas lunas, porque cada vez que podía tranquilizarse, recordaba el intenso rojo del fuego y la sangre, danzando ante aquella horrible visión que presenció tiempo atrás. Desde entonces había huido, aterrada. Protegía lo que le habían entregado, pero, por encima de todo, se protegía a sí misma. Y ahora estaban a punto de alcanzarla, a no ser que…
Elena cerró los ojos, dejándose llevar por lo que en aquél momento le pareció que era su intuición. Se irguió, alcanzando su máxima altura y a pesar de ello, seguía oculta tras aquel majestuoso roble. Alzó sus brazos y comenzó a recitar lo que parecía ser un encantamiento en una lengua extraña, totalmente desconocida para ella, y la niebla empezó a brotar del suelo, otorgándole a aquél oscuro y frío bosque un toque de lo más fantasmagórico. Durante varios minutos, la joven y hermosa muchacha siguió canalizando su hechizo, y la niebla siguió naciendo y haciéndose más densa por momentos. Eso serviría para despistar a sus perseguidores, pero por si acaso, añadió al hechizo un seguro, que haría que cualquier ser vivo que se acercara a aquél roble diera media vuelta sin darse cuenta de ello, evitando el paraje en que ella se encontraba.
Cuando abrió los ojos, sintió todo el frío del ambiente, y se encontraba sin apenas fuerzas. Se dejó caer en el suelo, y lentamente se acercó al tronco del árbol yaciente para recostarse contra él. Hubiera deseado tener una manta con ella para poder refugiarse de la fría noche. Se hizo un ovillo, abrazando con su brazo izquierdo sus piernas, que ahora se hallaban cerca de su pecho. Y entre las rodillas, su mano derecha y su pecho, descansaba una pequeña cajita. Elena podía sentir cómo la caja palpitaba, ayudándola a no congelarse, y pensó que quizás el hechizo que acababa de realizar lo había hecho inconscientemente gracias a su poder.
Mientras su cansada mente se maravillaba por aquello, notó unas pisadas, rápidas y leves, cerca de allí. Sabía que no era una persona, por la cadencia de las pisadas y porque eran mucho más gráciles de lo que cualquier ser humano sería capaz de hacer, pero estaba tan cansada que sus ojos no querían abrirse. Las pisadas fueron acercándose, y a las primeras se le añadieron unas segundas, y a estas, una terceras. Elena cada vez las percibía más cerca, fuera lo que fuesen aquellas piadas, se dirigían hacia donde se encontraba. Qué extraño, el hechizo debería haber impedido que se acercara cualquier ser vivo. Súbitamente, notó calor en sus muslos, algo peludo se había recostado a su lado y las primeras pisadas se detuvieron. Cuando las segundas pisadas se extinguieron, volvió a sentir calor, esta vez en su brazo y su costado izquierdos. Y antes de poder averiguar dónde iban a colocarse el resto de pisadas, se quedó profundamente dormida.”

5 comentarios:

Nosferes dijo...

Los lobitos la están tapando para que no tenga frío en la noche :3

O no son lobos? xD

Naitaal dijo...

En la próxima entrada lo revelaré, muhahahahah.

amapola dijo...

me gusta un montón... te invito a una coca cola y me cuentas más, vale???;)
un beso

paqhil dijo...

CURRI, NO HE PODIDO LEERLO POR LOS COLORES QUE TIENE. NO SON BUENOS PARA MI VISTA. CUANDO TE VEA YA ME LO LEERÁS. Y.

paqhil dijo...

POR FIN LO HE LOCALIZADO EN B Y N.