domingo, 23 de diciembre de 2012

Cinco Viajes


Cinco Viajes.

         Todos estaban ya en el puente viejo, esperando a Dani. Con él, siempre era la misma historia. El pobre muchacho llegaría tarde a su propio funeral, aunque esta vez había avisado de que llegaría un poco más tarde de lo habitual. Apenas un par de meses antes, los cinco habían acordado emprender un viaje todos juntos con la aventura en el horizonte, porque estaban terminando la universidad y sentían que sus vidas se iban a separar, y querían hacer algo nuevo, algo especial que pudieran contarle a sus nietos en una lluviosa tarde de Abril.
         Tenían que haber salido hacía siete minutos, y Dani no daba señales de vida. Les había comentado que tenía que ir a buscar un viejo objeto, que dejó en el trastero porque pensaba que ya nunca tendría la oportunidad de utilizarlo. Sin más información, se había separado de ellos y había echado a andar en dirección a su casa.
Irene y Lucía se habían refugiado en el coche, pues iban ataviadas con sendos conjuntos de blusa y falda corta, y tenían bastante frío. Por su parte, Nacho estaba inquieto, caminando arriba y abajo. También tenía frío, aunque su cazadora vaquera le abrigaba lo suficiente.
La última persona que estaba esperando a Dani era Matías, que estaba apoyando su espalda en la tapia del puente, dejando vagar su imaginación. De los cinco, él era el que más ganas tenía de emprender el viaje, y llevaba las tres últimas semanas en un estado de constante ensoñación.  Los demás esperaban viajar, disfrutar de los parajes que visitaran y, con algo de suerte, aprender alguna historia que contar a la vuelta, pero él… él no.
Él estaba esperando mucho más de aquél viaje. Quería aprovecharlo para conocerse a sí mismo. Esperaba madurar con cada paso que diera y encontrar así el sentido de su vida. También esperaba disfrutar con sus compañeros, y hacer grandes recuerdos, pero, a la vez, esperaba descubrir algo más en el mundo, algo que siempre ha estado ahí, pero a lo que nunca había podido –o querido- prestar atención.  Mientras su mente estaba viajando de nube en nube, Dani apareció en el horizonte, saludándolos con la mano al aire.

-¡Perdón por el retraso chicos! –Gritaba Dani entre resuellos- Estaba más escondido de lo que recordaba…
-No pasa nada -contestó Nacho, aliviado, y con una sonrisa de oreja a oreja-. De hecho nos hubieras sorprendido mucho si hubieras encontrado rápido algo en tu trastero…
-Muy gracioso Nacho, de verdad. Aunque no lo veas, me estoy partiendo de risa –comentó Dani, con gesto adusto-.

1 comentario:

amapola dijo...

muy interesante Cris...